Nota de David V. Estrada
La noche del sábado pasado la banda de rock ecléctico, Obsydian, encabezada por el pianista, tecladista y arreglista Yann Zaragoza, se presentó por primera vez ante un público en el Mercado Roma.
Esta banda surgió durante la pandemia como un proyecto alterno a la carrera del conocido tecladista francés de La Barranca, además de su otro proyecto personal electrónico llamado Noorbac.
Obsyidian se complementa con prodigiosos músicos como Vhiridiana Rentería (quien tiene una larga trayectoria en el bell canto en agrupaciones de metal sinfónico, rock y de música celta), además de los virtuosos músicos Fer Aragón (batería), Alex Cacho (guitarrista) y Carlos Rodríguez (bajo).
Durante su presentación en el segundo piso del Mercado Roma, un espacio íntimo parecido a un lounge dedicado al jazz, la banda salió engalanada con prendas negras al escenario, como ese color tan particular del vidrio volcánico que da nombre a la banda. Iniciaron el concierto con “Mi simplicidad”, una composición que combina toques de jazz con psicodelia, ideal para distender la espera de los invitados con las notas suaves de la cantante. Después continuaron con “Yeah, yeah, yeah, yeah”, una canción festiva de tempo medio que encabeza su lista de reproducciones en Spotify; una de mis favoritas de la banda que suena tan bien en escena como en su versión de estudio.
La tercera pieza de la noche fue “Mientras”, canción con un toque de ambientación a lo James Bond y bellos ornamentos en la voz de Vhiridiana, además de interesantes variaciones en la guitarra de Alex. Después vino “Un lugar”, una pieza totalmente ambiental e hipnótica.
Continuaron con un espacio para tributar a músicos que han marcado la formación de Mister Zaragoza en la música. Con “Un soir un chien”, pieza original de Les Rita Mitsouko, una banda legendaria de fino pop francés, los Obsydian dieron muestras de su capacidad para brindar un entorno sensual que influyó a músicos como David Bowie. Después vino una pieza de esas raras por la forma en que se recita del legendario Serge Gainsbourg. Con “La casa particular”, una versión castellanizada de “L’Hôtel Particulier”, la banda dio prueba de su poderío en temas de crítica social dando paso a un interesante solo de batería jazzero de la talentosa baterista Fer Aragón.
“Entre ces esclaves nus Taillés dans l'ébène Qui seront les témoins muets De cette scène Tandis que là-haut un miroir Nous réfléchit Lentement j'enlace Melody”. Sergei Gainsbourg
Siguieron la noche hacia la parte final con su penúltimo lanzamiento en las plataformas, “Lacrimosa”, una pieza que parte de un tributo a Bach y que está dedicada a todas esas personas que los miembros de la banda perdieron durante el difícil tiempo de la pandemia. La interpretación, además de la letra, contienen ese sabor de canciones mexicanas como “La Llorona” que erizan la piel.
“El camposanto vibró, la vida floreció,
las ánimas son tantas, el cempasúchil nació
para pintar su día, noviembre Mexica”.
Dentro de todas las influencias musicales de la banda, dieron paso a un suave reggae con “La copa de la vida”; pasando por una rica balada funk llamada “Una pequeña parte de ti” que me hizo recordar a Lenny Kravitz; hasta culminar con “Puna”, el último lanzamiento musical de la banda que en días recientes reseñé aquí en Rock 101.
Al terminar el concierto, el talentoso locutor, músico y especialista en la materia, Mario Lafountain, subió al escenario para aplaudir el lanzamiento de la banda de quien llamó su hijo francés, haciendo alusión a Yann Zaragoza. Se alegró de que en estos tiempos en que, la música que más se está vendiendo es la más carente de sentido, surja una banda como Obsydian con músicos virtuosos y una cultura musical tan vasta.