Todos los mexicanismos caben en un libro sabiéndolos acomodar
Fecha de publicación: 2 marzo, 2023


En tiempos recientes la gente por lo general mira a los diccionarios como un objeto obsoleto, como un recuerdo del pasado escolar antes de que existiera el internet, y también como la única manera que teníamos para hacernos del significado académico de las palabras. Pero bueno, para mí y muchas personas que nos dedicamos a escribir, los diccionarios eran unos lugares mágicos donde salíamos cargados de un arsenal de nuevos recursos para asimilar y expandir nuestro mundo a través del lenguaje. Y justo es en ese punto, en el que nuestra lengua perfila una identidad de lo que somos los mexicanos de habla hispana, es que existe un diccionario publicado en meses recientes.
“El diccionario de mexicanismos propios y compartidos” publicado por la Academia Mexicana de la Lengua y Editorial Planeta bajo el sello de Espasa, es un esfuerzo de diversos académicos de la lengua encabezados por Concepción Company, además de varios lexicógrafos y colaboradores biólogos para reunir más de 10,000 entradas con más de 22,000 diversas acepciones del español que se habla desde Baja California hasta Quintana Roo.
Partiendo del hecho de que el habla humana es un recurso en constante evolución y proclive a formar nuevas lenguas con el paso de los años y las migraciones, ya que muchas veces al encontrarse dos o más civilizaciones distintas, se comienza a dar un intercambio de vocablos que nutren a las lenguas conformadas y les abre nuevos panoramas para definir conceptos necesarios y útiles para la vida diaria; y es así que podemos encontrarnos con peculiares asimilaciones de palabras extranjeras que acaban convirtiéndose en susantivos de uso común en español como “Destroyer”, que este diccionario define como a una persona que acostumbra destruir o desmantelar objetos; o por ejemplo, la palabra “French” que alude a un tipo de beso que se da con la lengua; además de otras muy graciosas como “Guajolojet” que se usa para definir a un avión que viaja con las mínimas condiciones de servicio. Por otro lado, están las que se han acoplado de las diversas lenguas originarias del sur como “Chiwó” que se usa para una persona mala, o “Cheche”, usada para decir que una persona es llorona o valiente. En algunas regiones de Chiapas, existe una forma muy particular para saludar: “Ydeay vos”, que significa “Cómo estás”. Algunas del norte como son “Lochi” se usan para decir que alguien está jorobado, o “Luriarse”, para determinar que alguien anda enamorado.
Lejos de los extranjerismos que son asimilados y deconstruidos dentro del habla mexicana, existen casos peculiares de cómo los verbos puede adoptar un carácter maleable de comodín para diversos usos. Un ejemplo de ello es el verbo “hacer”, que al conectarse con otros sustantivos, genera una multiplicidad de variantes como “hacer banquito”, “hacer bizcos”, “hacer bola”, “hacer caballito” o “hacer caca”, que ni siquiera se cierra al acto de defecar, sino a la acción de destruir algo.
Por otro lado también existe el espacio para palabras altisonantes que hasta hace no muchos años eran satanizadas y que ahora son de uso común en sus diversas acepciones más allá de la sexual o marítimo de donde provienen, como en el caso de “verga”, que ahora refiere a una persona que es excelente en las labores que realiza, o que en su caso también puede significar algo que es muy desagradable (Está de la ídem), o que está muy lejano (En casa de la ídem), por mencionar algunas de sus floridas variedades. Curiosamente existen otras palabras que en una forma directa nada tendrían que ver con la citada palabra altisonante, pero que en algún momento podrían ser sinónimos para delimitar que una cosa está muy bien, como en el siguiente caso: “Está con madre” o “Está bien verga”.
Los biólogos en este libro tuvieron mucho trabajo, ya que si algo abunda en ese diccionario son plantas de uso común. En México aún se guarda la tradición ancestral de la herbolaria y es por eso que en este libro podremos encontrar unas de nombre muy peculiar como hierba del burro, del carbonero, del golpe, del pasmo, del cáncer, del zopilote, de las mariposas o del sapo. Por lo regular estas plantas toman su nombre debido a su forma, a la relación que tienen con los animales o a los males que ayudan a combatir.
Por lo regular se piensa que las palabras nacidas en un territorio como el mexicano siempre son de origen folclórico, pero no siempre es así, ya que existen otras de tipo culto y formal que no son usadas en otra región más que en la nuestra. Ejemplos de dichas palabras son “Parteaguas”, “Rubro”, “Cooptar”, que en otros países como España son significados de “Hito”, “Sección” y “Corromper” respectivamente.
Para terminar este artículo, que podría extenderse hasta el infinito de la capacidad de una nota digital, quisiera mencionar algunas palabras con la letra M que desconocía y que me generaron mucha gracia por su particularidad. “Macuache” es un término utilizado en el occidente del país para denominar a una persona tonta o a una cosa mal hecha. “Macuarrear” es un verbo utilizado para definir labores pesadas de albañilería. “Macuco” en el sur puede ser adjetivo para algo bonito, pero en el norte es un término que refiere a una persona anciana. “Madrinola” es un sustantivo que define a una cosa insignificante, pero también es una palabra que puede ser utilizada como sinónimo de golpiza. “Malmodiento” o “Malmodoso” es un adjetivo utilizado para definir a una persona mal educada, de malos modos; también cuenta con su presentación en verbo, “malmodiar”, que podría ser utilizado más o menos de esta forma: Don David anda malmodiando a sus lectores.
Quisiera seguir hablando de este libro, pero apenas cambio la página, surgen nuevos temas interesantes y algo jocosos. Así que les sugiero adquirir su diccionario en cualquier librería o tienda en línea especializada para que prosigan con este ejercicio del lenguaje por su cuenta. Ahí si gustan me cuentan qué palabras nuevas aprendieron y añadieron a su vocabulario diario.